Conocer los nombres de Dios es fundamental para nuestra comprensión y aplicación del poder y la victoria que vienen a través de su naturaleza multidimensional. El verdadero nombre de Dios es elegido y revelado por Dios mismo. No le decimos a Dios quién es; él nos lo revela a nosotras. Dios tiene sus propios derechos de nombre, y este es un signo de su autoridad soberana y su poder sin fin. Los nombres de Dios llevan su esencia, su carácter, su verdad y sus rasgos. Dios no puede evitar ser quien es. Él es inmutable, nunca cambia, no miente y cada palabra que ha prometido se ha hecho realidad y se hará realidad. Dios quiere revelarnos su nombre, Dios quiere que nos presentemos cara a cara con su significado y sustancia, vemos esto en Isaías 52:6, donde dice: "Revelaré mi nombre a mi pueblo, y ellos llegarán a conocer su poder", solo entonces podemos comenzar a comprender todo lo que Él hace y es para nosotras.